Historia

El Rancho de Ánimas de Valsequillo es una de las tradiciones más antiguas y representativas de Gran Canaria. Sus raíces se remontan a tiempos en los que la comunidad rural vivía profundamente ligada a sus creencias religiosas.

Surgió como una práctica católica destinada a rezar y cantar por las almas de los difuntos, especialmente aquellas que se creía estaban en el purgatorio, buscando su descanso eterno. Desde sus inicios, el Rancho recorría las calles de Valsequillo, visitando hogares y entonando cánticos religiosos en memoria de las almas.

A lo largo de los siglos, esta tradición ha resistido el paso del tiempo, siendo transmitida de generación en generación. Hoy en día, sigue vivo gracias al esfuerzo de sus miembros por preservar este patrimonio inmaterial, que combina música, oración y una profunda devoción por las almas.

Misión

Nuestra misión es preservar y difundir la tradición del Rancho de Ánimas de Valsequillo, manteniendo vivo el legado de nuestros antepasados. A través de nuestros cantos y rezos, buscamos honrar a las almas de los difuntos, al tiempo que fortalecemos los lazos culturales y comunitarios, garantizando que esta valiosa costumbre siga siendo un pilar de nuestra identidad.

Valores

  • Devoción: Nuestra práctica se basa en una profunda fe religiosa, reflejada en los cantos y rezos que elevamos por las ánimas.
  • Tradición: Valoramos y respetamos el legado cultural transmitido por nuestros antepasados, manteniendo viva una tradición centenaria.
  • Comunidad: Fomentamos la unión entre los miembros de Valsequillo, promoviendo la solidaridad y el respeto mutuo a través de nuestras actividades.
  • Cultura: Nos comprometemos a preservar y difundir el patrimonio cultural de Gran Canaria, asegurando que las futuras generaciones conozcan y valoren sus raíces.
  • Respeto por la memoria: Honramos a nuestros difuntos y sus almas, manteniendo viva la memoria de quienes ya no están entre nosotros.

Tradición y folclore

Tradición y folclore en su estado más puro, una manifestación que ha resistido al paso del tiempo y permanece intacta en su esencia. Es un canto que resuena no solo en las calles, sino en el corazón de quienes lo mantienen vivo, conectando generaciones a través de la música y la devoción. Aquí, lo sagrado y lo popular se funden, creando un testimonio vibrante de nuestra historia. Cada verso, cada nota, es un reflejo del alma de Valsequillo, un legado que sigue vivo gracias al amor por nuestras raíces.

Un vínculo eterno entre vivos y difuntos

En la creencia tradicional, el Rancho tiene la misión de pedir por las almas que, según la fe católica, aún no han alcanzado el descanso eterno y se encuentran en el purgatorio. Esta práctica se fundamenta en el amor y la compasión hacia los seres queridos que han fallecido, una forma de ofrecerles alivio espiritual a través de la oración colectiva. Los cánticos, acompañados por instrumentos tradicionales como el pandero, la espada o la guitarra, envuelven las casas del pueblo en un ambiente solemne y de recogimiento, en el que las familias recuerdan a sus muertos, no con tristeza, sino con la esperanza de que sus almas alcancen la paz.


Este ritual, sin embargo, va más allá de lo religioso. Es también una celebración de la vida y de los lazos comunitarios que perduran, incluso más allá de la muerte. Cada canto del Rancho es un recordatorio de que los fallecidos siguen siendo parte de nuestra historia y de nuestro presente. Sus nombres, sus vidas y sus legados no se desvanecen; al contrario, se mantienen vivos en la memoria colectiva, en el eco de las canciones que recorren las calles, y en los corazones de quienes mantienen esta tradición.

En este acto de devoción y celebración, los fallecidos no son meros recuerdos, sino compañeros invisibles en el camino de la vida, cuyas almas siguen formando parte de la comunidad.

Es fundamental que las nuevas generaciones tomen el relevo en la preservación, para que esta valiosa tradición no se pierda en el olvido. 

Los jóvenes tienen el poder de mantener viva la llama de nuestras costumbres, no solo como un acto de respeto hacia sus antepasados, sino también como una manera de reafirmar su identidad cultural. Al involucrarse y participar, pueden garantizar que este patrimonio siga siendo parte de la esencia de Valsequillo, adaptándose a los tiempos sin perder su auténtico valor. La continuidad de nuestras raíces está en sus manos.

Bien de Interés Cultural

El 24 de febrero de 2025 aprobaba el Consejo del Gobierno de Canarias la declaración como Bien de Interés Cultural a los Ranchos de Ánimas de Gran Canaria, al ser el único ritual de religiosidad popular de carácter animista que existe en las islas con plena funcionalidad y que se ha conservado en Teror, La Aldea y Valsequillo de Gran Canaria.